VOL XIII / ISSUE 01 / JANUARY 2017

Depresión Espiritual

By Carter Conlon

“Acab dio a Jezabel la noticia de todo lo que Elías había hecho y cómo había matado a espada a todos los profetas. Entonces Jezabel envió a Elías un mensajero para decirle: ‘Traigan los dioses sobre mí el peor de los castigos, si mañana a estas horas no he puesto tu persona como la de uno de ellos.’ Viendo Elías el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida. Al llegar a Beerseba, que está en Judá, dejó allí a su criado. Luego de caminar todo un día por el desierto, fue a sentarse debajo de un enebro. Entonces se deseó la muerte y dijo: ‘Basta ya, Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres.’” (1 Reyes 19:1–4)

En este pasaje de las Escrituras, tenemos un ejemplo de lo que se podría considerar una depresión espiritual. Aunque puede estar marcada por sentimientos de desesperación, similares a la depresión clínica o remordimiento por el pecado o el fracaso, la depresión espiritual se distingue por el hecho que les sucede únicamente a aquellos que aman a Dios. Afecta a aquellos cuyos corazones tienen pasión por la verdad- quienes anhelan que la sociedad vuelva a vivir en rectitud.

¿Es ese el anhelo de su corazón hoy? ¿Se enoja cuando lee las noticias y ve la denigración de la verdad, la exaltación de la impiedad? Al referirse a los últimos días, Jesús advirtió que “por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará” (Mateo 24:12). Es evidente que la maldad abunda en nuestra generación; ¡mientras seamos testigos de nuestra sociedad desmoronándose en un aumento de maldad, es fácil que el amor en nuestros corazones empiece a disminuir – el amor por la gente, el amor por nuestro llamado en el cuerpo de Cristo, y finalmente el amor por la vida misma! Eventualmente, muchos cristianos se encontrarán orando “¡Dios, por favor llévame a casa! Está bien si muero cuando esté durmiendo. ¡Estaré contigo para siempre!”

Si esos sentimientos le son familiares, creo que se sentirá animado cuando miremos a la trayectoria de Elías y aprendamos de algunos de sus errores. Por ejemplo, vemos en nuestro pasaje inicial que cuando la depresión atacó a Elías, lo primero que hizo fue abandonar a quien le había dado consuelo y fortaleza. “Viendo Elías el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida. Al llegar a Beerseba, que está en Judá, dejó allí a su criado” (1 Reyes 19:3).

Esto es exactamente como el creyente en Cristo, quien cuando empieza a sufrir de depresión, deja de asistir a la iglesia – abandonando así a quienes fueron enviados para consolarlo. Como se dará cuenta, el siervo de Elías fue enviado para ser un compañero que le ayudaría a suplir sus necesidades, y a animarlo en su trayecto. Así que, si usted empieza a sufrir de depresión espiritual, cuídese de no hacer a un lado a la misma gente que Dios puso en su vida para ayudarlo y consolarlo. ¡No se aísle e intente caminar por este valle solo, porque ese es uno de los peores errores que puede cometer!

EN EL AL DESIERTO

Las Escrituras continúan diciéndonos que Elías “luego de caminar todo un día por el desierto, fue a sentarse debajo de un arbusto. Entonces deseó la muerte y dijo: ‘Basta ya, Señor, quítame la vida, pues no soy mejor que mis padres.’” (1 Reyes 19:4).

En otras palabras, “tenía expectativas tan altas para mi vida- De como impactaría a esta sociedad. Aun así, cuando pensé que enfrentaría y empujaría la obscuridad, descubrí que no tenía la fortaleza.” Y así Elías se desplomó más profundamente en desesperación. Comenzó a perder su sentido de identidad y propósito, hasta que finalmente perdió la voluntad de vivir.

Si usted ama a Dios, superará este valle. Así que cuando suceda, recuerde que usted no es el único con esta aflicción. Muchos otros han tenido que pasar por este valle de sombra de muerte – una estación en la que hubieran preferido morir que vivir. El apóstol Pablo lo puso en estas palabras: “No os ha sobrevenido ninguna prueba que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser probados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la prueba la salida, para que podáis soportarla” (1 Corintios 10: 13).

Más de una vez yo también he atravesado por este valle. La oscuridad ha golpeado mi corazón por razones que no podría explicar. Incluso, una desesperación repentina me ha golpeado en medio de una estación de gran victoria. Un año en particular cuando había bautizado a mil personas en una iglesia sentí que me estaba cayendo en un hueco. A veces la depresión duraría días, y a veces más. Cada pastor que camina con Dios pasa por esto; ¡nadie está exento de ello!

La Biblia continúa diciéndonos que Elías “Se acostó debajo del arbusto, y se quedó dormido” (1 Reyes 19: 5). En otras palabras, recurrió al sueño como un refugio, abandonando las cosas que podrían guiarlo de regreso a la fortaleza. De la misma manera, los cristianos que sufren de depresión espiritual a menudo dejan de leer la Biblia. Dejan de asistir a la iglesia y de mantenerse en comunidad con otros creyentes, en vez de esto empiezan a dormir todo el tiempo. La depresión espiritual, si no se combate puede llevar a un aislamiento de todos y de todo – si no en el cuerpo, al menos en la mente y el corazón.

LA IMPORTANCIA DE MANTENERSE EN COMUNIDAD CON LOS HERMANOS EN CRISTO

Aunque es confortante saber que usted no es el único experimentando esto, tal vez todavía se pregunte: ¿Cómo voy a superar esta situación?

Primero, es importante darse cuenta que Dios le ha dado el Cuerpo de Cristo. Por ejemplo, cuando usted va a la iglesia, el Señor usa a su pastor y a otros allí para recordarle que no lo ha abandonado. Por eso la Biblia nos dice: “no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca” (ver Hebreos 10:25). En otras palabras, no deje de reunirse con otros creyentes, especialmente en estos días cuando la oscuridad está en aumento. No trate de superar esto solo; no trate de ocultar sus pruebas. Diga la verdad cuando alguien le pregunte, “¿Cómo le va?” No caiga en la trampa religiosa de asumir que tiene que proyectar la imagen de un cristiano victorioso todo el tiempo.

Sin embargo, la buena noticia es que aún si usted trata de aislarse, el Señor lo buscará. Vemos en la Biblia que Elías “Allí se metió en una cueva, donde pasó la noche. Llegó a él palabra del Señor, y le dijo: —¿Qué haces aquí, Elías?” (1 Reyes 19: 9-10). En ese lugar donde Elías trató de esconderse, el Señor no lo abandonó. De la misma manera Dios vendrá a usted y le preguntará por qué está en semejante desesperación. Y lo asombroso es que Él no se ofende si su respuesta es confusa!

Como ve, una de las cosas de la depresión espiritual es que usted empieza a pensar equivocadamente. Empieza a tener pensamientos erróneos sobre Dios, sobre usted mismo y sobre otra gente. Elías dijo, “porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares y han matado a espada a tus profetas. Sólo he quedado!” (ver 1 de Reyes 19:14). Pero en realidad eso no era verdad porque hubo siete mil más a quienes Dios había reservado en Israel. Elías también insistió: “y me buscan para quitarme la vida”. (1 Reyes 19:14). En realidad “ellos” no estaban buscando su vida, sólo era Jezabel, una reina malvada.

En la depresión espiritual se puede llegar a un punto en que se siente que todo mundo está en contra de uno; de repente ya no se confía en nadie. Pero, así como Dios no se ofendió por la confusión de Elías, Él no se alejará de usted simplemente porque ha llegado a una conclusión equivocada sobre su situación.

EL MINISTERIO DEL ESPÍRITU SANTO

La Biblia también dice que Elías “Y acostándose debajo del arbusto, se quedó dormido; pero un ángel lo tocó, y le dijo: ‘Levántate y come.’” (1 Reyes 19:5). Qué interesante que fue un arbusto, porque realísticamente, fue un lugar donde el demonio trató de sacarlo del Reino de Dios! “Miró y vio a su cabecera una torta cocida sobre carbones y una vasija de agua; comió, bebió y volvió a dormirse. Regresó el ángel de Jehová por segunda vez, lo tocó y le dijo: ‘Levántate y come, porque el camino que te espera es largo.’ Entonces se levantó y comió y bebió. Fortalecido con aquella comida anduvo cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios” (1 Reyes 19: 6–8).

Aquí vemos otra razón por la cual puede estar seguro de que superará cualquier época de depresión espiritual: Dios mismo le ministrará, exactamente como lo hizo con Elías. La Biblia dice que cuando lo necesitemos, el Espíritu Santo nos recordará las cosas que hemos aprendido (ver Juan 14:26).

Por ejemplo, cuando usted sienta que no hay ninguna esperanza, de repente se despertará en medio de la noche con versos de las Escrituras dándole vueltas en la cabeza. “‘No te desampararé ni te dejaré.’ (Hebreos 13:5). “Ninguna arma contra ti, prosperará, y tú condenarás toda lengua que se levante contra ti en el juicio” (Isaías 54:17). No importa que tan desanimado esté, el Espíritu Santo estará parado al lado suyo, recordándole quien es usted y dándole nueva fuerza!

LA TERNURA DE DIOS

“Jehová le dijo: —Sal fuera y ponte en el monte delante de Jehová. En ese momento paso Jehová, y un viento grande y poderoso rompía los montes y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Tras el viento hubo un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto. Tras el terremoto hubo un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego se escuchó una voz apacible y delicada” (1 Reyes 19:11–12).

Aunque Dios es todo poderoso y podría liberarnos en cualquier forma que desee – Él podría partir las montañas, podría enviar fuego desde arriba- en vez de esto Él escoge usar el arma más poderosa de todas para sacarnos de la desesperación: ¡Su ternura! Vemos aquí que Él fue con una voz suave y delicada donde Elías estaba.

No sin razón David el rey dijo, “Tu benignidad me ha engrandecido” (Salmo 18:35). En vez de tratarnos de la forma que merecemos, el Señor escoge soportar nuestras faltas y caminar con nosotros en nuestras debilidades. Él es un Salvador amable, no permitirá que estemos agobiados más allá de lo que podemos soportar!

AMOR POR LA GENTE

Hay otra cosa que Dios hizo para sacar a Elías de su desesperación. Recuerde que en la mente de Elías siempre había multitudes, confrontación y el traer a la nación de regreso a Dios. Él tenía una visión grande para su vida y de lo que Dios sería capaz de hacer a través de él. Y fue cuando esa visión no se manifestó completamente que la desesperación golpeó su corazón.

Sin embargo, note que Dios no envió a Elías de regreso al Monte Carmelo diciéndole “Ve y reconstruye el altar, y yo te enviaré otro fuego,” o “Regresa a la ciudad y desafía a Jezabel.” En vez de esto, el Señor básicamente le dijo: “Quiero que te levantes, y quiero que camines conmigo. Vas a ungir a dos personas quieres serán lideres seculares e impactarán profundamente a la nación. También vas a ungir a un hombre quien tomará tu lugar como una voz espiritual en la nación” (ver 1 Reyes 19:15). ¡Asombroso! El resto de la vida de Elías, al menos inicialmente, se trataba de tres personas! Dios iba a ungir a tres personas a través de su vida, y ellos continuarían siendo vencedores, levantando sus manos contra el demonio.

Creo firmemente que el deseo de Dios era simplemente que Elías tocara las vidas de estas tres personas con la misma ternura que él recibió de Dios. Me lo puedo imaginar a Elías a ese punto saliendo de su desesperación, diciendo “!Puedo hacerlo! Puedo tocar la vida de tres personas.”

Cuando Elías fue donde Eliseo y puso su manto sobre él, diciendo “Ven y sígueme,” Eliseo dijo, ‘Te ruego que me dejes besar a mi padre y a mi madre;’” (ver 1 Reyes 19: 20). Comúnmente, Elías hubiera concluido, “si quieres volver hacia atrás no estás equipado para el reino de Dios,” y hubiera continuado en su camino. Sin embargo, las Escrituras nos dicen que Eliseo tuvo que tomar sus bueyes y matarlos, después reunir a toda su familia y amigos para despedirse. Me imagino que esto debió haber tomado unas cuantas semanas. Mientras tanto Elías lo estaba esperando. Es poco probable que Elías hubiera hecho eso antes. Ahora él ya había experimentado lo que era ser débil; había sido tocado por la ternura de Dios. El estar en un lugar de desesperación logró algo en su carácter que no había estado allí antes. Creo que, por primera vez en su vida, él estaba realmente disfrutando a la gente.

LA TRAYECTORIA DE PAUL HACIA LA TERNURA

Vemos otra ilustración similar en la vida del apóstol Pablo. Cuando él empezó su caminar con Dios, estaba motivado al punto de ser intolerante, lo cual se evidenció en su trato con un joven llamado Marcos. “Bernabé quería que llevaran consigo a Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos, pero a Pablo no le parecía bien llevar consigo al que se había apartado de ellos desde Panfilia y no había ido con ellos a la obra. Hubo tal desacuerdo entre ambos, que se separaron el uno del otro; Bernabé, tomando a Marcos” (Hechos 15:37-39)

Como se ve, en su celo, Paul era exactamente como el tipo de Elías en el Cuerpo de Cristo quien concluye. “Cualquier persona que mire hacia atrás no está equipada para el reino de Dios.” Aún yo mismo solía ser así cuando era un predicador joven. Una vez agarré a un hombre en el altar quien dijo que no podía parar de tomar. “!Yo lo hice, y usted puede, también!” Le dije a él.

¿Pero qué hace Dios en Su Misericordia? Nos permite llegar a un lugar de debilidad y desesperación y allí es cuando Su ternura llega a nuestras vidas. Si usted secuencialmente sigue los escritos de Pablo, verá que esa ternura emerge en el transcurso de su vida. Cerca del final, él mismo instruye a otro discípulo, “Trae a Marcos, porque él es útil para el ministerio” (ver 2 Timoteo 4:11). ¡Él se había convertido en un hombre completamente diferente! ¿Cómo cree que eso pasó? Creo que fue porque cuando el describía su tiempo en Asia, “pues fuimos abrumados en gran manera más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdimos la esperanza de conservar la vida” (2 Corintios 1:8). En otras palabras, “No pensamos que íbamos a sobrevivir. Si no hubiera sido por la fortaleza de Dios no hubiéramos sobrevivido”. No puedo evitar preguntarme si en ese momento él se acordó de Marcos. Después de todo, cuando a menudo nos encontramos en nuestro propio lugar de debilidad y pruebas es cuando miramos al pasado y recordamos a aquellos con quienes no hemos sido amables. De repente recordamos que nosotros mismos hemos fallado y luchado. Necesitábamos una palabra amable de alguien; necesitábamos el cuerpo de Cristo, porque nadie de nosotros puede caminar por este trayecto solo.

NUESTRO ENCARGO

Así que, si ha estado sufriendo de depresión espiritual, mi pregunta para usted es: ¿Puede creer en Dios por tres personas? ¿Puede creer que Dios usará su vida para tocarlos, exactamente como lo hizo con Elías, y que ellos continuarán marcando una diferencia en el reino? ¿Está dispuesto a reconocer que su papel en el Cuerpo de Cristo no está perdido?

Lo animo a que permita que Dios lo vuelva a enviar hoy. Él está dispuesto a sacarlo de la desesperación y a darle una nueva visión para el futuro. Recuerde, fue cuando Elías salió a hacer las tres cosas que Dios había puesto delante de él que la depresión se alejó.

Una cosa más que me fascina sobre la historia de Elías, es que luego s de que Eliseo hizo sus despedidas, “Después se levantó, se fue tras Elías y lo servía” (1 Reyes 19:21). Recuerde que lo primero que hizo Elías cuando le vino la depresión fue abandonar a su criado – la misma persona a quien Dios había enviado para animarlo. ¡Pero al final, cuando Dios reanimo y envió de nuevo a Elías, Dios le dio un amigo! Mi oración es que Dios también nos dé a cada uno de nosotros amigos en el Cuerpo de Cristo – un recordatorio hermoso de que no estamos solos en este viaje!

Carter Conlon ©2016 Times Square Church

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